Expertos opinan

EXPERTOS OPINAN

Vivimos un momento histórico. Los próximos diez años serán claves para saber si podremos transformar nuestra economía y hacerla más verde, más digital, sin brecha de género, cohesionada e inclusiva. Si seremos capaces de poner en marcha un nuevo modelo social y económico que nos ayude a superar la crisis económica y social. Por eso, hemos preguntado a expertos en innovación, sostenibilidad, economía circular, reciclaje y ecodiseño, así como a responsables de RSC, sistemas de prevención, calidad y medio ambiente cuál es la situación en la que nos encontramos, qué papel están jugando las empresas en esa transición, de qué manera ha afectado la crisis sanitaria a los objetivos planteados, cuáles son los retos que nos quedan aún por superar y qué tecnologías y perfiles se demandarán más en los próximos años, entre otras cuestiones. Estas son sus respuestas.

Experta Ana Fernández Iglesias

Ana Fernández Iglesias

Especialista en innovación, medio ambiente y economía circular. Directora de TFM en el Máster Universitario en Gestión Ambiental y Energética en las Organizaciones de UNIR

Ana Fernández Iglesias es Ingeniera Química por la Universidad de Oviedo y especialista en Medio Ambiente por la Otto-von-Guericke Universität de Magdeburgo. Ha desarrollado su carrera en el campo de la I+D y la innovación en sectores industriales, trabajando siempre en temas de medio ambiente y sostenibilidad, con especial foco en el desarrollo de nuevos procesos de gestión y reciclaje de residuos. Dirige un equipo de investigación sobre recursos sostenibles en el Centro de I+D de ArcelorMittal en Avilés, además de coordinar los proyectos del I+D del Grupo relacionados con Minería Sostenible.

Doctora en Minería y Medio Ambiente por la Escuela de Minas de Oviedo, su tesis doctoral se centró en la sostenibilidad de diferentes sistemas de gestión de residuos mineros. Fue seleccionada en 2018 como Embajadora de Economía Circular por la Fundación Advanced Leadership de Washington y en 2020 por la Fundación Ellen Macarthur para su programa From Linear to Circular.

Usted procede del mundo de la Ingeniería Química, ¿Por qué eligió trabajar en el área medio ambiental? ¿Qué le atrae de este mundo verde?

La verdad es que la elección de la carrera no fue sencilla, me gustaban muchas opciones. En mi lista de pre-selección había ingenierías ¡pero también periodismo! Quizá por eso me gusta participar en acciones de comunicación científica. Lo que sí predominaba era un interés por trabajar en medio ambiente. En concreto, me interesaba mucho el tratamiento de aguas, algo a lo que por suerte me pude dedicar unos años. Había varias vías para acercarse a estos temas y la Química siempre me había gustado mucho. Creo que el “despertar” que vemos ahora en la sociedad sobre la necesidad de cambiar nuestra relación con el medio era algo que siempre me había parecido urgente. Y puedo decir que no me equivoqué en la elección, casi todo lo relacionado con la sostenibilidad medioambiental me apasiona.

También colabora voluntariamente para dar a conocer la economía circular, ¿Puede explicarnos en qué consiste?

No es fácil resumir en unas pocas palabras todo lo que engloba. Me quedo con una definición de la Ellen MacArthur Foundation, referencia indiscutible en todo lo relativo a la economía circular: es una economía que es restaurativa y regenerativa por diseño. Concretándolo un poco, sería un modelo económico que persigue fundamentalmente tres cosas: mantener los productos y los materiales en uso, regenerar los sistemas naturales, y lo más complicado, rediseñar los procesos para que se reduzcan radicalmente los residuos y la contaminación. Normalmente la manera más sencilla de mostrar lo que es, es enfrentarlo al modelo actual, la economía lineal, que consiste en extraer materias primas, transformarlas en las diferentes industrias, comercializarlas y considerarlas residuos al final de su vida útil, sacándolos del modelo económico para almacenarlos en vertederos o peor, que pasen al medio ambiente.

¿Qué papel puede jugar la industria de nuestro país en esa transición hacia una economía sostenible?

Nuestro país pertenece a la Unión Europea, y ésta ha marcado su hoja de ruta muy claramente con el Green Deal o Pacto Verde. No es sólo que hayamos sido el primer continente europeo en declarar su ambición de ser climáticamente neutro en 2050, sino que el Pacto establece planes de acción para evolucionar a una economía más limpia y circular. Toda la industria europea tendrá que adaptarse a ese nuevo imperativo, invirtiendo en tecnologías respetuosas con el medio ambiente, migrando a sistemas energéticos con menos emisiones de CO2, etc.

¿Y la innovación? ¿Qué nivel de importancia tiene en ese nuevo modelo productivo y económico hacia el que debemos avanzar?

No existe un solo tipo de innovación, sino varios, y todos van a ser vitales para una transición a un modelo circular. Personalmente he trabajado los últimos 13 años en I+D en entornos industriales. En este ámbito es difícil pensar en una labor de investigación y desarrollo que no desemboque en una innovación, o lo que es lo mismo, en crear algo nuevo que mejore lo ya existente. Muchísimas empresas están invirtiendo millones de euros cada día en I+D para evolucionar cada vez más rápido: esto será crítico en todo lo relativo a los nuevos procesos físico-químicos de transformación de materias primas y residuos, por ejemplo, o en el desarrollo de nuevos materiales. Pero también es necesario aprovechar tecnologías que ya tienen un nivel considerable de madurez, como todas las relacionadas con la industria 4.0, que son habilitadoras de los nuevos modelos circulares: inteligencia artificial, big data, internet de las cosas, blockchain, etc.

Otro tipo de innovación que ya estamos viendo es en los modelos de negocio; la manera en la que los consumidores interaccionamos con los productos y servicios ya está cambiando. La economía circular promueve una tendencia hacia la “servitización”, es decir, pagar por disfrutar un servicio, no por poseer un producto. Eso es muy interesante, porque hace que conceptos como la obsolescencia programada dejen de ser atractivos para las empresas. Si ellas mantienen la propiedad de los productos, y sólo nos van a garantizar el servicio, les interesa que éstos duren lo máximo posible, por lo que harán un esfuerzo importante en diseñarlos para que duren más, para que sean reparables y actualizables. Al final, eso se traduce en una mayor vida útil de las cosas y, por tanto, un uso más reducido de materias primas y recursos. En el fondo, esa es la clave de la economía circular, dejar de extraer recursos no renovables a la velocidad a la que lo estamos haciendo hoy en día.

¿Qué profesiones relacionadas con este ámbito cree que contarán con una mayor demanda en los próximos años?

Desde luego, todo lo relacionado con la gestión medioambiental de las empresas cobrará más importancia si cabe; agua, emisiones, así como todo lo que rodea a residuos y subproductos. El mercado demanda ya puestos corporativos y técnicos relacionados directamente con la economía circular, y aquí serán necesarios perfiles tanto estratégicos como operativos. Seguirá habiendo una alta demanda de Ingenieros Químicos e Ingenieros de Materiales, que irán también cobrando mayor protagonismo por su rol en los procesos de transformación. Y por supuesto, todas las profesiones relacionadas con el ámbito energético, baterías, hidrógeno, etc. También será fundamental para las empresas tener profesionales que conozcan y manejen las métricas medioambientales y de circularidad: no nos sirve decir que hacemos bien las cosas, tenemos que poder cuantificarlo, y no es sencillo porque hay muchos vectores ambientales en la ecuación.

Creo que habrá también una nueva generación de especialistas en diseño circular, porque el ecodiseño, tal y como lo entendíamos hasta ahora, no cubre la visión global que se necesita. Esto es algo que la Unión Europea ha remarcado en su Plan de Acción: hasta el 80% de los impactos ambientales de un producto se definen en la fase de diseño. Y el gran problema es que hoy ¡no diseñamos para la circularidad! Necesitamos nuevos productos que sean duraderos, reparables, modulares, actualizables, que incorporen materiales reciclados pero también reciclables… hay muchísimo campo por explorar.

Y por último creo que va a haber un requisito fundamental para todos estos profesionales: su capacidad de comunicarse entre ellos, porque a partir de ahora vamos a tener que entendernos con partes de los procesos industriales y de los negocios que hasta ahora funcionaban como silos. Y las diferentes empresas y los sectores industriales también tendrán que hablar entre sí. La simbiosis industrial que se va a demandar en los próximos años va a cambiar la manera de relacionarnos, y veremos a muchos profesionales que nunca habían coincidido trabajando codo con codo.

¿Cuáles cree que son los principales retos que quedan aún pendientes en materia de sostenibilidad tanto en España como en el resto de Europa?

Si nos centramos en la parte medioambiental de la sostenibilidad, el objetivo de ser el primer continente climáticamente neutro para 2050 ya nos define muchos de esos retos. Hay algunas primeras batallas muy obvias, como es el problema de los plásticos. Otro de los grandes olvidados, y que esperemos que con el Pacto Verde cobre más importancia, es la protección y restauración de la biodiversidad, muy unida al cambio climático. Éste va muy de la mano también de la sostenibilidad del sistema alimentario: hay objetivos ambiciosos en el ámbito de la protección del suelo y el agua, el desarrollo de la agricultura ecológica y la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos.

Uno de los mayores retos será el de disociar el crecimiento económico del uso de recursos. Esto es algo que preocupa a Europa particularmente, porque tenemos un problema geoestratégico: la mayoría de las materias primas metales y minerales, que son la base de la digitalización y el desarrollo tecnológico, están en suelo no europeo. Somos de hecho el continente más pobre en recursos mineros de este tipo. Ahora mismo, tenemos algunos vertederos que son más ricos en metales tecnológicos que cualquier mina.

¿A qué nivel nos encontramos respecto al resto de países europeos?

Bueno, hemos sido uno de los países que más ha tardado en lanzar su estrategia de circularidad, “España Circular 2030”. Supongo que la inestabilidad política de los últimos años no ha ayudado mucho. En general, los países del norte de Europa han sido más rápidos en lanzar e implementar sus estrategias de circularidad. A nivel de grandes ciudades, por ejemplo, nos queda mucho recorrido antes de alcanzarles...

De los objetivos que se marcaron para 2020 ¿Cuáles se han alcanzado y cuáles no?

Realmente no hemos tenido la estrategia de economía circular hasta hace unos meses. A principios de 2018 se lanzó un borrador para información pública, el cual contenía ya una serie de medidas para el período 2018-2020. Pero no ha sido hasta Junio de este año cuando se ha lanzado la estrategia final. Teóricamente, veremos planes de acción trienales a partir de este año. Hemos visto cambios, sobre todo en lo relativo a descarbonización, pero vienen más marcados por las políticas europeas contra el cambio climático que por la estrategia de circularidad.

¿De qué manera ha afectado la crisis sanitaria a los objetivos planteados en España Circular 2030? ¿Cree que ayudará en algunos aspectos o, por el contrario, que los retrasará?

En Marzo de este año, Europa planteó su 2º Plan de Acción para la Economía Circular y su Estrategia Industrial Europea. Lo que pasa es que en ese mes España tenía cosas más urgentes a las que hacer frente, por ello pasó un poco desapercibido en los medios. Sin embargo, la Unión Europea ha dejado claro que el plan de recuperación en la era post-pandemia pasa por alinearse con los ejes estratégicos del Pacto Verde Europeo. De manera que las ayudas para la reconstrucción irán lógicamente enfocadas a promover esas mejoras en la sostenibilidad ambiental, transición de las industrias hacia la circularidad, protección de la biodiversidad, etc.

En su opinión ¿Qué iniciativas deberían ponerse en marcha para seguir evolucionando hacia esa nueva economía circular?

Ésa es una pregunta tremenda… porque tras casi dos años enfocada en este tema, cada día descubro algo que desconocía. El esfuerzo para cambiar el modelo económico es titánico, no lo pueden liderar solo los consumidores, solo los estados o solo las empresas, así no funcionará. Creo que las políticas comunitarias y ambiciosas serán fundamentales y, con suerte, más países y continentes lanzarán sus propias iniciativas. Si tuviese que escoger una sola cosa por dónde empezar, creo que hace falta mucha información y divulgación sobre lo que es circularidad y lo que no. Hay una gran cantidad de gente que piensa que la economía circular es reciclar y ya. Y nada más lejos de la realidad. De hecho, es una de las estrategias de circularidad más pobres. La clave está en reducir el uso masivo de recursos, y alargar la vida de los productos que creamos en nuestras industrias, a la vez que reducimos su impacto en el medio ambiente. Y todo eso pasa por cambiar nuestro concepto de consumo.

Experta Ana Palencia

Ana Palencia

Directora de Comunicación y Sostenibilidad de Unilever España

Ana Palencia es licenciada en Ciencias Químicas, especialidad Bioquímica. Programa de doctorado (DEA) en nutrición y metabolismo. Tras pasar varios años en una industria de pigmentos magnéticos, empezó a trabajar en CPC España en 1994 en el departamento de investigación y desarrollo. En 1998 Starlux adquirió la compañía y creó Bestfoods, y tres años después la compañía Unilever adquirió la marca. Entonces, fue nombrada responsable de nutrición y servicio de atención al consumidor para Unilever Foods España, puesto que ocupó desde 2001 hasta 2006, cuando fue promocionada como Directora de Comunicación Corporativa para Unilever España, siendo una de sus áreas de liderazgo en la compañía la de responsabilidad social corporativa. En 2017 fue elegida una de las Top 3 mejores directivas de comunicación de España, según PR SCOPE.

¿Cómo definiría en pocas palabras lo que es la sostenibilidad?

Lo resumiría en “Hacer el bien, haciéndolo bien”, impactando positivamente en la sociedad y reduciendo la huella medioambiental, siendo respetuosos con los recursos de nuestro entorno.

¿Cómo ha evolucionado esta área de gestión en los últimos años y qué papel juega actualmente dentro de las empresas?

Hoy en día es indispensable orientar el futuro de una compañía hacia la sostenibilidad. Desde Unilever hemos podido comprobar que las marcas que incorporan la sostenibilidad en su estrategia de negocio crecen el doble de rápido y aportan el 70% de la facturación del negocio. Las compañías que tienen propósito perduran y las personas prosperan.

Las empresas tienen que satisfacer la demanda del consumidor y éste ya no tiene suficiente con comprar una marca, si no que compran aquellas que cuidan del planeta y penalizan aquellas que no hacen las cosas bien. Aunar fuerzas para un futuro mejor es clave.

¿A qué nivel se sitúan las empresas españolas respecto al resto de países de la Unión Europea en Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad?

Todas las empresas, organizaciones, compañías… a nivel de España o bien de la Unión Europea tienen un papel esencial en la transición hacia la sostenibilidad para conseguir alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Y destaco el nº 17, de las alianzas estratégicas, que es fundamental para poder alcanzarlos.

Todavía tenemos mucho trabajo por delante, también las empresas españolas. No obstante, desde 2010 en Unilever, y con el Plan Unilever para una Vida Sostenible, se está luchando para mejorar la salud y el bienestar de las personas, reducir el impacto medioambiental y mejorar la calidad de vida de las personas, a la vez que trabajamos para que la procedencia de nuestras materias primas proceda 100% de agricultura sostenible.

¿Cuáles son las asignaturas que tienen pendientes las compañías para frenar el impacto medioambiental?

Nuestra visión es hacer crecer el negocio, a la vez que reducimos la huella o el impacto medioambiental e incrementamos el impacto social positivo. Es decir, las compañías tienen que conocer el hecho que la sostenibilidad impacta positivamente en el negocio, puesto que cuando un consumidor conoce que una marca hace un bien para la sociedad, éste la premia y a la inversa. Por otro lado, como he comentado, es indispensable la alianza entre empresas, organizaciones, fundaciones u otras entidades puesto que sin éstas no es posible conseguir los objetivos.

Y, sobre todo, tener visión a 2030. Como comentó Alan Jope, actual CEO Mundial de Unilever, que “creamos en un futuro en el que ya no hablemos de Economía Circular si no simplemente de Economía, donde haya ciudades verdes y nuevos modelos de negocio”. Donde ya no hablemos de aplicar la sostenibilidad, porque ésta sea la base de todo.

Hace un año presentó el libro “Sostenibilidad con propósito”, con la máxima de que hay que compartir y no competir si queremos prosperar. ¿Cuáles serían los propósitos que deberíamos cumplir para avanzar hacia un mundo más sostenible?

Compartir y no competir, exactamente. Tenemos que compartir conocimientos, escuchar y aprender de profesionales y compañías para poder hacer las cosas lo mejor posible y para ello hace falta la cooperación entre todos. El propósito es promover un modo de vida sostenible en nuestro día a día, lo que se traduce en aplicar todo tipo de mecanismos en una compañía para hacerla respetuosa con el medioambiente, que ayude a las personas, sobre todo a aquellas que más lo necesitan, que tenga una política de reducción de plásticos y de evitar el uso de desperdicios, que ayude al consumidor a ser más responsable y muchas otras más cosas.

Pero no es solo un esfuerzo de las empresas, si no que cada uno de nosotros y nosotras cumplimos un rol o un papel fundamental, y tenemos que contribuir a la causa siendo responsables con el uso de agua, el reciclaje o el consumo de alimentos, entre otras pautas, para conseguir así avanzar hacia un mundo sostenible.

El plan de Unilever para una vida sostenible ha cumplido ya diez años, ¿Qué han aprendido en este tiempo?

Gracias al “Plan Unilever para una Vida Sostenible” la compañía ha aprendido mucho y ha conseguido muchos avances. A nivel de salud e higiene hemos ayudado a 1,24 mil millones de personas. En el área de nutrición seguimos trabajando para mejorar el sabor y la calidad nutricional de todos nuestros productos, aunque la mayoría de ellos son superiores a los parámetros nutricionales recomendados. Además, queremos potenciar el mercado vegetal para luchar contra el desperdicio alimentario y, también, para reducir las calorías y la sal y azúcar.

A nivel medioambiental ya hemos entregado una gran reducción de los Gases de Efecto Invernadero, tanto en el ciclo vital de nuestros productos como su fabricación, pero seguimos trabajando en ello. Además, hemos reducido el uso del agua tanto en la fabricación como en el uso de nuestros productos, y contamos con campañas de concienciación dirigidas al consumidor. Y, por supuesto, trabajamos para conseguir el abastecimiento sostenible a la vez que impulsamos la equidad en el lugar de trabajo y la oportunidad para las mujeres, gracias a nuestro departamento de Diversidad e Inclusión que forma parte de Recursos Humanos.

¿Cuáles son los principales retos que quedan aún pendientes en materia de sostenibilidad tanto en España como en el resto de Europa?

Nos enfrentamos a retos como la pobreza y la exclusión social, la desigualdad de género, en medioambiente nos queda un largo trabajo con los GEI y la cooperación. Son cuatro áreas que venimos trabajando desde hace tiempo en Unilever, pero que necesita la suma e implicación de todos los agentes sociales, empresariales y gubernamentales. Por ejemplo, desde 2014 contamos con el programa “Soy Frigo” para ayudar a personas en riesgo de exclusión social, sobretodo, jóvenes sin empleo ni oportunidades o mujeres que han sufrido violencia de género. Y seguimos trabajando para ampliar nuestro margen de actuación. Desde Recursos Humanos impulsamos nuestro departamento de Diversidad e Inclusión para dar empleo a personas con discapacidad.

Desde el nacimiento del “Plan Unilever para una Vida Sostenible” trabajamos para la reducción de los Gases de Efecto Invernadero y, por último, creemos que es necesaria la cooperación, por ello, contamos con fundaciones y otros organismos que nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos globales y cumplir con la Agenda 2030.

¿Cómo ve la evolución del empleo en esta área? ¿Qué profesiones relacionadas con este ámbito cree que contarán con una mayor demanda en los próximos años?

Esta área está en plena expansión, así que pienso que cada vez habrá más posibilidades de contar con personas especializadas en sostenibilidad. Y la demanda podría ir relacionada con estudios similares al grado de Ciencias Medioambientales. No obstante, la sostenibilidad debe ser una parte importante para todas las áreas de una compañía. En Unilever contamos con un Comité de Sostenibilidad que integra y representa a todas las personas y departamentos en España y permite tomar decisiones para construir el futuro.

¿De qué manera cree que ha afectado la crisis sanitaria que vivimos actualmente a los objetivos planteados en la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030? ¿Retrasará algunos de los ODS y se potenciarán otros?

Pienso que la pandemia que hemos vivido nos ha afectado, pero de forma positiva, para potenciar y reforzar los ODS. Ahora más que nunca las personas están más unidas y empatizan más, lo cual nos ayudará a seguir trabajando conjuntamente para un futuro mejor. Bajo mi punto de vista, creo que van a potenciarse todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible y por encima de todos el nº 17.

En su opinión, ¿Qué iniciativas deberían ponerse en marcha para seguir evolucionando hacia una economía más sostenible?

Impedir el crecimiento de las desigualdades es, en mi opinión, clave para seguir caminando hacia una economía sostenible. Y, por supuesto, también priorizar y premiar aquellas marcas/servicios y compañías/entidades que actúen bien pensando en el impacto social positivo y en una educación hacia el consumidor sobre cómo hacer bien las cosas.

Experta Begoña de Benito

Begoña de Benito

Directora de Relaciones Externas y RSC de Ecoembes

Begoña de Benito es Directora de Relaciones Externas y RSC de Ecoembes, organización medioambiental que trabaja para reducir el impacto ambiental de los envases domésticos a través del ecodiseño y su reciclaje, y a la que se incorporó en febrero del año 2013. Desde su posición, coordina las relaciones de la organización con la sociedad civil, administraciones públicas, gobiernos, instituciones europeas y empresas.

Es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Economía y Dirección de Empresas por IESE-Universidad de Navarra. Cuenta con más de 20 años de experiencia como ejecutiva senior, con funciones de dirección comercial y dirección de marketing en el sector de gran consumo. Ha trabajado en Continente, Carrefour, Ahold y DinoSol, en esta última empresa era además miembro del Comité Ejecutivo. También fue directora comercial y de marketing de la startup española Alice.es (e-commerce).

¿En qué consiste la llamada Economía Circular y qué papel tiene Ecoembes en ella en nuestro país?

La Economía circular es muy relevante en esa hoja de ruta que nos permite transitar en el camino hacia modelos de consumo más sostenible. Al final, dicho de forma más vulgata, es una estrategia que lo que pretende es acabar con este antiguo modelo de una economía lineal, de usar y tirar, y avanzar hacia otro modelo más basado en las “R”: Reducir (generar menos), Reparar aquello que se nos rompe, Reutilizar lo que todavía está en uso y Reciclarlo cuando ya no está en uso, y asegurar una vida a todos esos recursos. Lo interesante de esta economía circular es que es una responsabilidad colectiva que nos afecta a todos: a los ciudadanos, a las empresas, a la sociedad civil, a la administración pública... Es algo en lo que todos tenemos algo que aportar, porque todos somos consumidores, todos podemos consumir de forma diferente y todos podemos hacer algo distinto con los residuos que generamos.

Nosotros nacimos en el año 1997 y somos economía circular desde nuestro origen, porque trabajamos con las empresas para que los envases que ponen en el mercado tengan un menor impacto ambiental. Es decir, que sean lo más reciclables o reutilizables posible. También para que, cuando un envase se convierte en residuo, pueda ser reciclado y tener una segunda vida reincorporándose al ciclo productivo. Hace tres años inauguramos en Logroño, en La Rioja, el primer laboratorio europeo de economía circular. El Circular Lab, que es un centro de innovación abierto en materia de economía circular que pretende ser ese nexo de unión, el germen de un montón de proyectos colectivos que nos incumben a todos. De hecho, en tres años de vida ya hemos sido capaces de impulsar 150 proyectos relacionados con el reciclaje del futuro, con el ecodiseño y, por tanto, con la economía circular.

¿En nuestro país cuánto y cómo se recicla? ¿Cuánto se ha reciclado en España en el último año?

Nosotros siempre ponemos al ciudadano en el centro, porque es la piedra angular sobre la que pivota todo el sistema de reciclaje. Si no hay un ciudadano que contribuya, de nada sirve que le sensibilicemos o que pongamos infraestructuras a su disposición. Y la verdad es que durante los últimos años el compromiso de los ciudadanos no ha dejado de crecer. De hecho, el reciclaje es el hábito ambiental más extendido en los hogares españoles. Todos separamos los residuos en casa, apagamos la luz o cerramos el grifo. En el año 2019 los ciudadanos contribuyeron a la recogida selectiva de residuos, a través del contenedor amarillo o el contenedor azul, un 8% más que el año anterior.

¿Esto es poco o es mucho? Pues si lo comparamos con el consumo, si el consumo sube un 8% y los ciudadanos también han reciclado un 8% pues estaríamos igual. Pero no es así, el consumo no ha subido un 8%, creció un 1%. Por tanto, ese compromiso ciudadano está por encima de lo que se está consumiendo. En términos absolutos estamos hablando de 1,5 millones de toneladas de envases que se reciclaron el año pasado. Por ponerlo en contexto, supone aproximadamente un 20% de los residuos municipales que se están reciclando en nuestro país. Cuando los envases no suponen un 20% de esos residuos.

¿A qué nivel nos situamos respecto al resto de países de la Unión Europea en el reciclaje de residuos?

A nivel global, en envases estamos muy bien. Según los datos de Eurostat, estamos dentro de los países donde más envases se reciclan. Y esto es muy buena noticia. Nosotros nos consideramos parte de la solución, aportamos ese 20% de residuos municipales. Pero el gran reto está en atender todos los flujos. Dentro de una ciudad generamos residuos de envase, pero también residuos orgánicos, de celulosa o textiles. Es decir, hay un montón de flujos. Y los objetivos que ha establecido Europa no se van a conseguir trabajando solamente en uno o en dos. Necesitamos una visión global y una estrategia global para reciclar todos los residuos municipales. El objetivo que establece Europa es de un 55%, y ahora estamos en torno al 30%, y quedan solamente cinco años para cumplir ese objetivo. Solo la basura orgánica supone ya el 37% de los residuos municipales. Por lo tanto, o abordamos esos flujos también (sin olvidarnos de la tarea que todavía tenemos pendiente de envases), o va a ser muy difícil que consigamos los objetivos.

¿Cuáles cree que son los principales retos a los que se enfrenta en estos momentos nuestro país en materia de sostenibilidad ambiental?

Yo creo que el gran reto que tenemos es construir una sociedad educada en medioambiente. Desde mi punto de vista, tenemos que poner el foco en la educación. Porque la única manera de erradicar comportamientos que son perjudiciales para nuestro planeta y para nuestro ecosistema es una sociedad educada en medioambiente. Tenemos que pasar de hábito a comportamiento. Ese hábito que hemos conseguido en el ámbito del reciclaje está muy bien, pero tenemos que extenderlo a un comportamiento y a una actitud sostenible. Necesitamos una sociedad diferente. Una sociedad que consuma diferente, que se comporte diferente, que respete al medioambiente, que tenga en cuenta el entorno en el que realiza sus actividades.

En el área de reciclaje y la gestión de residuos en concreto, ¿Qué asignaturas tenemos pendientes todavía?

Tenemos básicamente dos: una es que, aunque somos economía circular, es verdad que nos hemos centrado mucho más en la parte de abajo del círculo, en la parte de reciclaje de los envases. Y creo que tenemos que pensar todavía con más foco en la parte de arriba del círculo, es decir, en como son los envases que se están poniendo en el mercado, no solamente pensar en reciclarlos si no en su reciclabilidad. Por otro lado, seguir trabajando en asegurarnos que los envases que se ponen en el mercado son exactamente los que tienen que ser, ni más ni menos, es decir que no hay sobreenvasado, que no hay más generación de residuos de lo estrictamente indispensable.

Y luego, otro punto que me parece muy importante a nivel general en materia de residuos y reciclaje, es la transparencia y los datos. Trabajar en un observatorio que certifique y valide los datos de reciclado. Porque si necesitamos que la sociedad se movilice en pro del medioambiente, es muy importante que sepamos dónde estamos, hacia dónde vamos, cómo vamos, quiénes vamos… Tener un observatorio de reciclaje me parece un tema importante.

¿En qué consisten los llamados empleos verdes y empleos azules?

Por empleo verde entendemos aquellos puestos de trabajo que contribuyen a preservar y proteger el medio ambiente, como es el caso por ejemplo del sector del reciclaje de residuos. Y por otra parte, el empleo azul tiene el mismo objetivo pero está mucho más orientado al bienestar del ecosistema marino, que es una parte clave de nuestro ecosistema.

¿Cuáles son las profesiones relacionadas con este ámbito que contarán con una mayor demanda?

Es curioso, porque cuando hablamos de empleo verde, siempre se nos va la mente a todo lo que tiene que ver con energías renovables, y ahí como país tenemos mucho potencial, pero existen muchos otros sectores que demandan profesionales y también tienen un gran futuro. Por ejemplo, la agricultura ecológica, la consultoría y la auditoría ambiental, el ecodiseño de envases, la prevención y el control de la contaminación, el ecoemprendimiento, la rehabilitación energética de edificios... Es decir, hay una cantidad enorme de posibles caminos laborales, que además de aportar un bienestar económico y aportar un trabajo, son respetuosos con el medio ambiente. Creo que hay muchos nichos de empleo por explotar.

¿Cómo ha sido la evolución del sector en estos últimos diez años en cuanto a generación de empleo?

Se ha progresado mucho en el ámbito del empleo verde. Por fortuna, poco a poco estamos interiorizando que estamos ante un sector de futuro, que además es básico para alcanzar ese modelo productivo circular y sostenible. Desde Ecoembes elaboramos el año pasado un estudio, junto con el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de Comisiones Obreras (ISTAS), y algunas conclusiones de este documento certifican lo que comentaba. Es verdad que está muy centrado en el empleo asociado a la gestión de nuestros envases, que ha crecido en los últimos años un 18,8%. Pero lo que arroja este estudio no es solamente lo que crece el empleo, sino también la calidad de ese empleo, en términos de equidad salarial y de equidad de género.

También es un empleo inclusivo. Nosotros tenemos un proyecto muy bonito que se llama “reciclar para cambiar vidas”, que trata de aportar formación a través de un montón de colectivos sociales a personas que están en riesgo de exclusión: mujeres maltratadas, padres separados, ex-reclusos. Les ofrecemos formación, y luego tenemos un pull de empresas los contratan. En el último año hemos conseguido crear más de 200 puestos de trabajo.

¿Cuáles de los objetivos que se marcaron para 2020 se han alcanzado y cuáles no?

Nosotros siempre nos marcamos objetivos ambiciosos y a largo plazo. Nuestro gran objetivo es alcanzar una sociedad 100% recicladora y concienciada, y eso todavía no lo hemos conseguido. Tenemos datos que indican que estamos en el camino. Ese crecimiento tan importante de un 35% de la aportación ciudadana en solo cinco años indica que estamos en el camino, pero todavía queda por seguir trabajando en esa educación, en proyectos que hagan la recogida selectiva más fácil para el ciudadano. Nuestro objetivo va a seguir siendo siempre ese, concienciar en la necesidad de valorar y cuidar nuestro entorno a través del reciclaje, del ecodiseño y el consumo responsable.

¿Cómo cree que evolucionará el reciclaje de envases en los próximos años?

Nosotros llevamos ya casi 23 años en esto del reciclaje de envases. Nuestra máxima es siempre estar muy pegados a los ciudadanos. Al final, la recogida selectividad es un servicio público con responsabilidad de la administración pública, pero quien pone en marcha todo el mecanismo es el ciudadano. Por eso tenemos que estar muy pegados a sus demandas, a los avances sociales, orientando nuestras acciones para estar cada vez más presente en su día a día. Estamos pilotando en siete comunidades autónomas una evolución del modelo hacia un sistema de devolución y recompensa, lo llamamos “Reciclos”, y pretende dar un incentivo al ciudadano que tenga un buen comportamiento, para maximizar su contribución. Este es uno de los objetivos que tenemos fijados, ir acercando el modelo al ciudadano.

Y otro gran objetivo es acabar de cerrar bien el círculo. Trabajar en la reciclabilidad de los envases, no tanto en su reciclado sino en su reciclabilidad, y asegurar la reintroducción de todos los residuos que se reciclan en el ciclo productivo. Que nada se quede sin volver a ser una materia prima para otros productos. Esos serían los dos grandes objetivos, y por donde creo que va a evolucionar el reciclaje de envases.

En su opinión, ¿Qué otras iniciativas deberían ponerse en marcha para seguir evolucionando hacia esa economía circular?

Creo que hay dos palancas muy importantes que no deben faltar: la innovación y el desarrollo tecnológico, creo que son dos herramientas esenciales para el progreso, porque va a permitir otra manera de abordar la solución de los problemas. “Reciclos” encaja muy bien con esa visión de combinar innovación y tecnología, con algo muy relevante que es cómo puedo a través del reciclaje contribuir a mejorar mi entorno, mi barrio, mi parque… Esos incentivos que estamos dando al ciudadano por tener un buen comportamiento ambiental no se traduce en dinero, porque creemos que no hay que mercantilizar el acto de reciclar, si no en una moneda virtual que puede utilizar en proyectos sociales, colaborar con Cruz Roja o con un Banco de Alimentos.

Y otro elemento que me parece fundamental es la colaboración. Creo que los grandísimos retos que tenemos por delante se hacen desde la colaboración y no desde la competición. Y esto es un cambio de mentalidad importante. En esto del medio ambiente a veces hay tentaciones de hacer las cosas solo para llegar antes, y creo que aquí se trata de llegar todos. Este cambio de modelo no se hace para que uno cambie, se hace para que cambiemos todos, y eso solo se puede hacer desde la colaboración.

¿Cómo ha afectado la crisis sanitaria que vivimos actualmente a la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030?

El impacto de la pandemia está siendo enorme a todos los niveles, y la Agenda no se ha visto libre de ese impacto. De hecho son varias las voces, las opiniones, que advierten de que la Covid-19 ha supuesto un estancamiento y, en algunos casos, hasta un retroceso con respecto a la constitución de varios objetivos de desarrollo sostenible. Hace unos meses Naciones Unidas alertaba de esto. Lo que también es verdad es que hay algunos ODS en particular que no se han visto afectados, e incluso podríamos decir que hasta se han visto reforzados. Todos aquellos que tienen que ver con el cuidado de nuestro entorno, el de acción por el clima, o el de protección del consumo y la producción sostenible, creo que son objetivos que han resultado fortalecidos. Por ejemplo, el objetivo 17, el de las alianzas para conseguir los objetivos de la agenda, ha cobrado mucho más protagonismo si cabe durante la pandemia, y creemos que va a ser clave para la reconstrucción del país. Esperemos que se de ese mismo protagonismo a la educación, porque solo una sociedad educada en sostenibilidad podrá evitar que cometamos todos esos errores garrafales que hemos cometido en el pasado.

Experta Dolores Cima Cabal

Dolores Cima Cabal

Coordinadora Académica Máster en Gestión Ambiental y Energética en las Organizaciones de UNIR. Profesora Máster PRL/SIG

Dolores Cima es Directora del Máster en Gestión Ambiental y Energética en las Organizaciones y Directora del Grupo InES (Industria, Energía y Sostenibilidad) de UNIR. Doctora en Biología por la Universidad de Oviedo y Máster en Sistemas Integrados de Gestión Global de las Organizaciones y Técnico Superior en Prevención de Riesgos laborales, en las especialidades de Seguridad en el Trabajo, Higiene Industrial y Ergonomía-Psicosociología Aplicada. Es también auditora interna de calidad, medio ambiente, OHSAS y seguridad de la información. Ha desarrollado su trayectoria profesional en los campos de la consultoría y de la formación. Es profesora en UNIR desde el año 2012 en varios títulos y autora de varios manuales de estudio.

Dolores realizó su Tesis Doctoral en el campo de la Microbiología e Inmunología, participando en diversos proyectos de I+D+i tanto nacionales como europeos. Cuenta con más de una decena de publicaciones en revistas científicas, así como comunicaciones a congresos. Dentro del grupo InES, sus líneas de investigación están centradas en analizar el impacto que el medio ambiente tiene en la salud de las personas, centrado en la relación existente entre la contaminación atmosférica y la neumonía adquirida en la comunidad. Actualmente participa en dos proyectos encaminados al desarrollo de métodos diagnósticos para el neumococo y el SARS-CoV-2.

Usted es experta en Sistemas Integrados de Gestión y en Prevención de Riesgos Laborales, ¿Cómo han evolucionado estas áreas en los últimos años? ¿Qué cambios han experimentado?

Los Sistemas de Gestión son herramientas muy útiles para las organizaciones en las diferentes áreas que representan, y esto se ha visto reflejado en su implementación a lo largo de estos últimos diez años. A través de los informes de las encuestas ISO (ISO Survey), se puede comprobar cómo el número de certificaciones ha ido creciendo de manera general en todos los sistemas de gestión. En el último informe disponible de 2019 se observa un incremento del 3,8% respecto al año anterior en el número total de certificados válidos para las 12 normas de sistemas de gestión. Estos datos muestran que la calidad, el medio ambiente y la seguridad y salud de los trabajadores, siguen siendo áreas estratégicas de negocio. Lo que también se está observando es que, con el desarrollo de las nuevas tecnologías, hay una mayor demanda de todo lo que tiene que ver con la seguridad de la información.

Si a esto le sumamos los requisitos legales existentes en este ámbito, hace que las organizaciones vean como parte importante de su estrategia empresarial el implantar un Sistema de Gestión de la Seguridad de la Información y de la Gestión del Servicio. También es significativo el aumento en certificaciones en la norma ISO 28000, sistema de gestión para la seguridad de la cadena de suministro. Esta norma permite a cualquier organización de cualquier sector de actividad reducir sus riesgos a lo largo de toda la cadena de suministro considerando aspectos financieros, de fabricación, gestión de la información y logística, almacenamiento y depósito de mercancías, etc.

¿Cuáles cree que son los principales retos que deben afrontar en gestión ambiental, tanto en España como en el resto de Europa, en los próximos años?

Ciertamente nos enfrentamos a grandes retos medioambientales, retos que además impactan directamente en la salud, la economía y el bienestar de las personas. Y es que es importante recalcar que todo lo que le hagamos al medio ambiente, nos lo hacemos a nosotros mismos. La mitigación y adaptación al cambio climático, la transición a una economía baja en carbono y también hacia una economía circular, son los grandes retos que afectan a España, Europa y el resto del mundo. Por tanto, para dar respuesta a estos retos es necesario abordar estrategias que incidan en la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, en una adecuada gestión del agua y de los residuos. Y estas estrategias hay que abordarlas desde las empresas, pero también desde las ciudades.

Un ejemplo de intervención es la movilidad sostenible. Sólo el transporte representa en Europa el 27% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Aquí se puede incidir potenciando las energías renovables, pero también con una adecuada gestión de los espacios urbanos, dando más importancia a los espacios verdes, aumentando la peatonalización y apostando en definitiva por ciudades más accesibles. Esta visión de ciudades más accesibles ya ha comenzado en muchas ciudades de Europa y, por supuesto en España.

¿Qué papel juegan las empresas de nuestro país en esta transición hacia una economía más verde?

El papel de las empresas es fundamental, ya que son las que generan los productos y servicios y los ponen a disposición de los ciudadanos. Por eso se necesitan empresas que vean el desarrollo sostenible como el desarrollo estratégico de su modelo de negocio, y no sólo por una concienciación sobre la protección y cuidado del medio ambiente. Si no que se den cuenta de los beneficios económicos en términos de ahorro, de mejora de la imagen y de posicionamiento en el mercado, que ello implica. Ya hay empresas comprometidas con este crecimiento verde y llevando a cabo estrategias muy interesantes. Recientemente, el Grupo Español para el Crecimiento Verde ha elaborado una publicación (34 Casos de Economía Verde) de las empresas que conforman su asociación. Son iniciativas en sectores muy diferentes, pero todas ellas comparten ese compromiso y apuesta por la sostenibilidad y la economía verde.

Es importante destacar que todo debe estar respaldado por políticas públicas que apoyen, financien, den crédito e incluso, por qué no, preferencia en algunos casos a estos nuevos modelos de negocio. En ese sentido, ya hay iniciativas en Europa que las respaldan, me estoy refiriendo al Pacto Verde Europeo y a las estrategias que le acompañan como son la futura Ley del Clima europea, la Estrategia Industrial o la nueva Estrategia de la Unión Europea para la Biodiversidad. Es decir, que la alianza público-privada será fundamental a la hora de afrontar y conseguir alcanzar estos retos. No podemos olvidar el Acuerdo de París y los compromisos que los diferentes países han suscrito para lograr el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C e incluso aunar esfuerzos para limitarlo a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales.

¿Qué asignaturas tienen aún pendientes las compañías para poder ayudar a frenar el impacto medioambiental?

En muchos casos, la innovación y la digitalización siguen siendo barreras o asignaturas pendientes que ralentizan la contribución de las empresas a esta economía verde, pero estoy segura que más temprano que tarde llegará a todas. Para lograrlo, considero dos factores como fundamentales. Por una parte, la propia empresa tiene que apostar por estos procesos de innovación y digitalización de sus actividades. Tienen que verlo como una inversión que les asegurará beneficios, y lo más importante, la permanencia en el mercado. Esto tiene que ir acompañado de una ayuda por parte de la Administración que permita la aplicación de este tipo de estrategias, sobre todo en PYMES.

Usted también forma parte de un grupo de investigación que analiza el impacto que la contaminación atmosférica tiene en la salud, ¿Cuáles son las principales conclusiones a las que han llegado hasta el momento?

Ya antes de la pandemia había estudios que relacionaban la contaminación del aire con repuntes en las visitas a urgencias de personas aquejadas de enfermedades respiratorias. Ahora se está poniendo de manifiesto, más si cabe, la importancia que tiene el preservar ecosistemas sanos y complejos, donde existan varias especies intermedias entre el patógeno y nosotros, para prevenir pandemias como la que estamos viviendo en la actualidad. Es evidente la presión que estamos ejerciendo sobre los ecosistemas naturales. Se están descongelando glaciares que dejan al descubierto virus y bacterias que llevaban millones de años dormidos. Estamos invadiendo hábitats naturales donde habitan virus que nunca antes han estado en contacto con humanos o nosotros con ellos. Estamos trasladando especies de unos lugares a otros, introduciéndolas en medios diferentes al suyo habitual, con el consiguiente desequilibrio de los ecosistemas. Hay una gran pérdida de biodiversidad en términos generales. Y no nos damos cuenta que lo que hacemos a la naturaleza nos lo hacemos a nosotros mismos.

Hay estudios que relacionan una mayor contaminación atmosférica con una mayor mortalidad por el SARS-CoV-2. Si bien estos datos aún no los podemos considerar como consolidados, si lo son otros, tanto en positivo como en negativo. Según la OMS en España 10.000 muertes se pueden atribuir a problemas relacionados con la contaminación. Y también hay estudios que demuestran como el vivir cerca de una zona verde puede alargar la esperanza de vida, así como reducir el estrés. Actualmente, las investigaciones de nuestro grupo están centradas en desarrollar un sistema diagnóstico rápido y efectivo para la covid-19, es un proyecto financiado por el Fondo Supera Covid, y lo estamos desarrollando en conjunto con la Universidad de Oviedo y la Universidad Politécnica de Cartagena.

¿Cuáles son las dudas más habituales en sostenibilidad y medio ambiente que suelen plantear las empresas a los consultores?

Las empresas necesitan profesionales capaces de incorporar las estrategias anteriormente comentadas, es decir, cómo hacer productos que sean más fácilmente reciclables, aplicando el ecodiseño, cómo elaborar una Declaración Ambiental de Producto, cómo implantar un Sistema de Gestión Ambiental y/o de la Energía, que les permita ser más eficientes en sus procesos, o cómo elaborar una memoria de Sostenibilidad. Y todo ello con una perspectiva de ciclo de vida.

¿Qué profesiones relacionadas con este ámbito contarán con una mayor demanda en los próximos años?

Obviamente, los profesionales formados en las competencias antes mencionadas y que además tengan habilidades digitales, sean capaces de trabajar en equipo, e incluso tengan dotes de liderazgo serán, y de hecho ya lo son, muy demandados. En los últimos diez años se ha observado un incremento en la demanda de expertos en medio ambiente y energía. La implantación de la responsabilidad social en las empresas hace que éstas necesiten personas especializadas en estas áreas.

A la hora de realizar inspecciones reglamentarias, se necesitan técnicos de laboratorio que puedan tomar muestras, realizar analíticas, verificaciones, etc. Ingenieros medioambientales que sean capaces de aplicar la innovación a productos o a procesos. También de personas especializadas en la implantación y mantenimiento de sistemas de gestión. Aunque cada sector y cada empresa tienen unos problemas o unas inquietudes concretas, todas las organizaciones deberían cuidar su desempeño ambiental y deberían integrar la gestión ambiental en su área estratégica de negocio. La demanda de este tipo de profesionales va a ir en aumento, porque la concienciación de la sociedad hacia un mayor cuidado del medio ambiente cada vez es mayor y cada vez es mayor la exigencia a productos que sean más sostenibles.

Los objetivos planteados para 2030 en reciclaje y transición energética son muy ambiciosos, ¿Cree que todavía estamos a tiempo de cumplirlos?

Lo más importante es no quedarnos inactivos, ir desarrollando iniciativas tanto a nivel público como privado. En este sentido, la nueva ley de Cambio Climático y Transición Energética establecerá el marco jurídico para el desarrollo de la descarbonización y el uso de las energías renovables. El Pacto Verde y otras iniciativas gubernamentales serán fundamentales en la apuesta por una inversión en proyectos que favorecen una economía baja en carbono. En materia de residuos, aunque todavía hay mucho por hacer, España no tiene malos datos y la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados dará un empujón fuerte a la adecuada gestión de los mismos, así como a la reducción de plásticos, problema muy importante en nuestros mares y océanos.

¿De qué manera cree que ha afectado la crisis sanitaria a los 17 objetivos de desarrollo sostenible que se plantean para 2030?

Al principio de la pandemia se pensó que todo lo que tenía que ver con el medio ambiente iba a quedar relegado a un segundo plano. Parecía que volvíamos a épocas anteriores en donde el medio ambiente no tenía valor. Sin embargo, yo creo que se ha ganado en concienciación ciudadana, entendiendo que es importante cuidar la naturaleza para cuidarnos a nosotros mismos y para prevenir futuras pandemias. Por otra parte, desde los organismos públicos se ha seguido con la ruta establecida en cuanto al desarrollo de la legislación (nueva ley de residuos y suelos contaminados y nueva ley de cambio climático y transición energética). También en cuanto a las ayudas, financiando proyectos que promueven la descarbonización, como el comentado Pacto Verde Europeo. Y por supuesto, en el ámbito sanitario se ha hecho un esfuerzo sin precedentes para desarrollar una vacuna que proteja a la población. Así como se han financiado proyectos enfocados al diagnóstico (como es nuestro caso) y al tratamiento frente al SARS-CoV-2.

Por eso, el ODS 3 de Salud y Bienestar, está claramente potenciado en este sentido. Y si no paramos en esas estrategias que favorezcan la descarbonización, la gestión adecuada del agua y de los residuos, estaremos potenciando también otros ODS que se verán impactados de manera positiva con el cambio de modelo económico. Soy optimista, y creo que se va a aprovechar la salida de esta crisis de una forma sostenible y verde. No quiero pensar que vamos a volver a cometer los errores del pasado.

En su opinión, ¿Qué iniciativas deberían ponerse en marcha para seguir evolucionando hacia un mundo más verde?

Para mi es fundamental incidir en el I+D+i. Por ejemplo, hay varios grupos en España que están investigando sobre bacterias que puedan degradar el plástico. Hay que apostar por una economía circular, en la que los residuos sean realmente recursos que sigan dentro del ciclo productivo. Aprovechar la sinergia empresarial para el uso de los mismos. Desarrollar productos teniendo en cuenta el pensamiento de ciclo de vida y utilizando la filosofía 3R: reparar, reutilizar y reciclar. Por otra parte, hay que seguir creciendo en el uso de las energías renovables, máxime cuando vivimos en un país en el que tenemos esos recursos naturales para utilizarlos.

Experta Elena Ruiz

Elena Ruiz

Responsable del Grupo de Acción de Economía Circular de Forética

Elena Ruiz es Licenciada en Ciencias Ambientales y Doctora en contaminación ambiental en el campo de la contaminación de suelos por Universidad de Castilla la Mancha (UCLM), disciplina donde ha publicado varios papers científicos. Además tiene un Máster sobre Sostenibilidad y RSE en la Universidad Oberta de Cataluña (UOC). Cuenta con más de 15 años de experiencia, tanto en sector de la Investigación y Desarrollo e Innovación empresarial a nivel internacional (España, Francia y Chile), como en materia de sostenibilidad, apoyando al sector público y al sector privado en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en España y América Latina a través de distintas acciones: gestión de proyectos, diseño de políticas públicas, coordinación de iniciativas de liderazgo empresarial, investigación y formación.

Actualmente, lidera el área internacional de Forética, así como el Grupo de Acción de Economía Circular. Además de llevar a cabo su función de Senior Manager de apoyo a las organizaciones que forma parte de Forética en la incorporación de aspectos vinculados con la sostenibilidad, así como la generación de conocimiento a través de la publicación de informes de investigación y proyectos técnicos para empresas y organizaciones.

¿En qué consiste la Responsabilidad Social Corporativa y qué papel tiene dentro de la sostenibilidad de las empresas?

La Responsabilidad Social Corporativa (RSE) es un término que ha ido evolucionando con el tiempo, se refiere a un modelo de gestión empresarial integral e integrado que considera, además del crecimiento económico, los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno (los llamados aspectos ESG, del inglés Environmental, Social and Governance), los tres pilares de la sostenibilidad.

La integración de estos aspectos permite a las organizaciones considerar las necesidades de sus grupos de interés, que conforman su ecosistema y que permiten el desarrollo económico de la propia organización: proveedores, clientes, consumidores, medio ambiente (que, aunque no tiene voz como tal, es un grupo de interés muy relevante para las empresas), comunidades, entre otros. Esta gestión responsable del negocio tiene que partir del compromiso de la alta dirección y permear en todos los departamentos y áreas de negocio por igual, dirigido por una estrategia clara, objetivos, acciones, indicadores de seguimiento y el reporting del desempeño, tanto financiero como no financiero.

¿Cuáles son las líneas maestras que marca la Estrategia Española de Economía Circular para el 2030 para que las industrias de nuestro país sean más sostenibles?

El Pacto Verde Europeo ha supuesto una aproximación sin precedentes a la sostenibilidad, desde una visión holística, conectada y sinérgica. Dentro de este Pacto, el nuevo Plan de Economía Circular propone una agenda muy ambiciosa y colaborativa entre los sectores económicos, los consumidores, ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil a distintas escalas (individuos, regiones y ciudades) bajo el paraguas de la investigación, la innovación y la digitalización. España ha trasladado esta ambición a través de la Estrategia Española de Economía Circular, que presenta un cambio de modelo sistémico que involucra a casi todos los Ministerios.

Los objetivos de la Estrategia hacen referencia a una eficiencia en el uso de materias primas y del agua, en la reducción de la generación de residuos (orgánicos e inorgánicos), en la reutilización, así como en la huella de carbono de los residuos. Este marco irá acompañado de Planes de Acción trianuales que todavía están en proceso de redacción y que marcarán las líneas maestras de acción.

Las políticas públicas que se están tramitando en paralelo, como el anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que pretende traer al contexto español las Directivas comunitarias revisadas (de residuos y envases y residuos de envases) ya están definiendo esas líneas maestras. Por ejemplo, este anteproyecto recoge por primera vez en la legislación española limitaciones a los plásticos de un solo uso, e incluye también restricciones a su introducción en el mercado y obligaciones de información al consumidor, así como un impuesto para reducir los envases de plástico de un solo uso. También se recogen requisitos de diseño (por ejemplo, tapas y tapones que permanezcan unidos al recipiente o botellas PET con un 25-30% de plástico reciclado), que va a suponer un cambio en los procesos de producción y en las cadenas de proveedores de las empresas, que llevará una inversión asociada.

Desde el Grupo de Acción de Economía Circular de Forética, analizamos cómo estos marcos y políticas públicas afectarán a las empresas, centrándonos principalmente en los plásticos, que es uno de los flujos de residuos donde más se han focalizado los esfuerzos. En el informe ‘La ambición empresarial para avanzar hacia la nueva economía de plásticos’ detallamos la información clave para entender el contexto.

¿En qué sectores tendrán un mayor impacto estas medidas?

Siguiendo las directrices de Europa, la estrategia se centra en los sectores que utilizan más recursos (y generan más residuos) y que tienen, por tanto, un elevado potencial de circularidad. Así, se han definidos seis sectores que, según el contexto actual, tendrán que pasar del Business As Usual a innovar en sus modelos de negocio con un enfoque de análisis de ciclo de vida, considerando a todos sus grupos de interés (proveedores, clientes, entre otros).

Estos sectores son: construcción, industrial, textil y confección, agroalimentario, pesquero y forestal, bienes de consumo y el turismo. El alcance es máximo, hecho que pone de manifiesto que el modelo de economía circular propone un nuevo modelo económico que necesita la transformación, en mayor o menor medida, de todos los sectores de actividad.

¿Qué papel juegan las compañías en esa transición que necesitamos hacer hacia una economía circular?

Juegan un papel muy clave. El modelo de producción y consumo actual viene marcado por la llamada economía lineal, caracterizada por la idea de que vivimos en un planeta ilimitado, que la cantidad ingente de residuos que hemos generado hasta ahora no es un problema, o que el capital natural no se degrada.

La ciencia nos dice justo lo contrario: los pasos que hemos dado desde la revolución industrial hasta el día de hoy, no serán los pasos que nos permitan seguir desarrollándonos económicamente, ya que la degradación ambiental ha alcanzado niveles sin precedentes (escasez de recursos, contaminación de suelos, agua y atmósfera, calentamiento global, pérdida de biodiversidad…), y los retos sociales cada vez se hacen más urgentes. Por tanto, las empresas son y serán las responsables de innovar en sus procesos de producción con una visión integral: con el ecodiseño y el uso más eficiente de los recursos y reduciendo al mínimo los residuos (o recursos desaprovechados) que no vuelven a incorporarse al sistema económico. Además, tienen un papel capital en acompañar la transición cultural de los consumidores hacia un sistema que permita seguir creciendo bajo los límites planetarios y en línea con las necesidades de la sociedad.

¿A qué nivel se sitúan las empresas españolas respecto al resto de países de la Unión Europea en Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad?

Desde Forética hemos sido testigos del creciente protagonismo que la sostenibilidad ha ido tomando en las agendas de los distintos grupos de interés, en especial las grandes empresas. A día de hoy, tanto la comunidad empresarial como los gobiernos, las organizaciones y los ciudadanos promueven de manera explícita valores sociales y ambientales. De hecho, muchos agentes han hecho suyo el discurso, y ven la responsabilidad social como una fuente de oportunidad para la mejora de su ámbito de actividad.

El Informe Forética 2018 sobre la evolución de la RSE y la sostenibilidad: la recompensa del optimista, analiza precisamente esa evolución, poniendo foco en la evolución en las empresas. El informe destaca que en los últimos 20 años la responsabilidad social ha alcanzado su altitud de crucero en el conjunto de grandes empresas. Esta tendencia ha sido global y las empresas españolas han ido ganando y consolidando un liderazgo en varios sectores de actividad. A modo de ejemplo, 21 de las compañías del IBEX 35, se encuentran en un percentil 70 o superior en sostenibilidad a nivel mundial, de acuerdo con Sustainalytics, una agencia de rating de sostenibilidad. Siete de ellas, además, lideran sus respectivos sectores a nivel mundial. Fuera de las empresas cotizadas, también existen muchas compañías con un marcado liderazgo en la RSE.

Por tanto, las altas tasas de adopción de políticas, estrategias y reportes en materia de sostenibilidad a nivel global, dejan al sector empresarial preparado para seguir avanzando hacia el siguiente nivel de innovación en materia de RSE, tanto a nivel global como en España, para la llamada década de la acción que marca la Agenda 2030.

Su tarea principal en Forética es apoyar al sector público y privado para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a través de diferentes acciones clave, ¿Cuáles serían a grandes rasgos esas acciones?

La misión de Forética es fomentar la integración de aspectos sociales, ambientales y de buen gobierno en la estrategia y gestión de empresas y organizaciones. Dicha misión tiene un impacto directo en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) y la Agenda 2030, que se articula con el valor que damos a nuestros socios a través de distintas acciones: llevando a cabo una traducción de los retos de la sostenibilidad al lenguaje empresarial, mediante el traslado de las tendencias globales en aspectos ESG al contexto empresarial y su vínculo con los riesgos y oportunidades organizacionales; acompañando a nuestros socios en la planificación, estrategia y acción empresarial de forma transversal (desde la alta dirección hasta las áreas de negocio). Además, también les acompañamos en el desarrollo de competencias para dar respuesta a los retos de la sostenibilidad y les posicionamos como referentes en materia de sostenibilidad.

En un contexto tan especialmente tan complejo como el que estamos viviendo en la actual crisis marcada por COVID-19, buscamos dar respuestas sobre cómo será el futuro de la sostenibilidad tras esta pandemia. Para ello, hemos puesto en marcha un proyecto junto a más de 60 grandes empresas que analiza y profundiza sobre este futuro de la sostenibilidad, alineado con las tendencias internacionales como partners de World Business Council for Sustainable Development (WBCSD).

Son referentes en sostenibilidad y responsabilidad social empresarial, ¿Cree que hay un verdadero interés entre las empresas por ser sostenibles o solo se ven obligadas por la legislación?

Las motivaciones de las empresas no sólo se centran en dar respuesta a una legislación cada vez más ambiciosa, que también, sino que van mucho más allá. Los incentivos que el sector privado tiene para integrar una gestión responsable de su negocio son cada vez más, y tienen que ver, entre otros, con los siguientes aspectos: Ahorro de costes y gestión de riesgos, gracias a una gestión más responsable de los recursos y residuos; Oportunidades de negocio, explorando nuevos mercados o acceso a nuevos clientes; Innovación, que puede traducirse en una mejora en la competitividad; Acceso a capital, gracias a la inclusión de aspectos de sostenibilidad de los inversores, así como acceso a nueva financiación; Captura del talento, recursos humanos atraídos por la misión más sostenible de las empresas.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta en estos momentos nuestro país en materia de sostenibilidad ambiental?

Estamos en un momento de transición sin precedentes en materia de sostenibilidad ambiental, debido al creciente interés global para dar respuesta a aquellos retos que nos marca la ciencia y de los que depende nuestra salud y bienestar en el planeta. Los más urgentes, sin duda, son el cambio climático, la transición de un modelo lineal a un modelo circular y la protección del capital natural. Estos mismos retos globales se pueden extrapolar al contexto español.

La respuesta a estos retos ambientales será crucial para empujar la Agenda 2030 y sus 17 ODS, ya que un gran porcentaje de sus metas dependen, directa o indirectamente, de la contribución con un medio ambiente saludable, limpio y biodiverso.

En cuanto a la acción climática, me parece interesante resaltar la aceleración de España para aumentar su ambición, con el Proyecto de Ley de cambio climático y transición energética o la Estrategia de descarbonización a largo plazo 2050, que también marcará la ambición empresarial.

¿Cómo cree que evolucionará la responsabilidad corporativa y la sostenibilidad dentro de las empresas en los próximos años?

Creo que será creciente. La urgencia de algunos retos, sobre todo después de la pandemia, va a exigir más y más compromiso por parte de las empresas. Además, estamos avanzando hacia el fin de la voluntariedad en algunos asuntos, hecho que va a dar lugar a un cambio de modelo hacia un capitalismo más regenerativo, tal y como mencionaba el Manifiesto de Davos, que se hacía público este año en el encuentro de Davos organizado por el World Economic Forum.

Por tanto, las altas tasas de adopción de políticas, estrategias y reportes en materia de sostenibilidad a nivel global, dejan al sector empresarial preparado para subirse a una nueva ola de innovación en materia de RSE a escala global para la llamada década de la acción que marca la Agenda 2030.

¿Qué asignaturas tienen todavía pendientes las empresas españolas en este ámbito?

El cambio de paradigma es muy ambicioso y supone un reto para muchas empresas en nuestro país. Algunas de las asignaturas pendientes son, en mi opinión, avanzar hacia un mayor liderazgo de las empresas, más transparencia y más innovación. Estos tres ángulos todavía tienen muchos aspectos de mejora, aunque el entorno no va a hacer sino favorecer que las empresas sigan mejorando en este sentido.

¿Cómo ha sido la evolución del sector en estos últimos diez años en cuanto a generación de empleo? ¿Cuáles son las profesiones que contarán con una mayor demanda?

En los últimos años se ha visto una profesionalización de los perfiles dedicados al ámbito de la Sostenibilidad y la RSC, así como una mayor involucración de nuevos departamentos en estas tareas (Recursos Humanos, Riesgos, Compras…), de modo que se aborda de forma más transversal dentro de las organizaciones. Esta tendencia es, en buena medida, la respuesta a mayores demandas legislativas que requiere que las empresas cuenten con profesionales plenamente dedicados a estas obligaciones. Buen ejemplo de ello es la entrada en vigor de la Ley española de Información no financiera y diversidad, que desde 2019 obliga a reportar aspectos no financieros a empresas que no contaban con esta experiencia previa. Como resultado, los departamentos de compliance y sostenibilidad han empezado a trabajar de forma más integrada, conjunta y coordinada.

Otro buen ejemplo lo encontramos a la hora de abordar los aspectos sociales dentro del enfoque ESG de la sostenibilidad en las organizaciones. Temas como la gestión de los derechos humanos están adquiriendo una mayor relevancia, de modo que cada vez más empresas cuentan con un equipo especializado que se dedica a este tema en concreto, con perfiles más profesionalizados. Cada vez se abordan los temas de forma más transversal, de modo que nuevos departamentos se implican en la gestión de los asuntos ESG, y no queda reducido exclusivamente al departamento de Comunicación o RSC como ocurría tradicionalmente.

¿Cuáles de los objetivos que se marcaron para 2020 se han alcanzado y cuáles no?

Depende del aspecto en el que nos centremos. España no ha alcanzado objetivos clave, como los vinculados con empleo y formación, inversión en I+D+i o la inclusión de energías renovables, entre otros. La llegada del Fondo de Recuperación Europeo será un impulso importante para avanzar en el cumplimiento de algunos de estos objetivos, como los vinculados con la transición ecológica, la digitalización o la cohesión social. De hecho, Europa fija acciones clave a las que se destinará un elevado porcentaje de este fondo, como a I+D, a asegurar una transición climática y una transición digital justa, así como proteger la biodiversidad y a la igualdad de género. España ha de aprovechar la oportunidad para impulsar estos objetivos que nos alejan del liderazgo europeo, y poder asegurar una recuperación sostenible.

¿De qué manera ha afectado la crisis sanitaria que vivimos actualmente a los objetivos planteados en la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030?

El impacto de la pandemia ha sido muy negativo en toda la Agenda 2030. Desde Forética hemos llevado a cabo un análisis sobre dicho impacto en el informe ‘El momento de la transformación necesaria: la Agenda 2030 como guía para la recuperación global’.

Las estimaciones actuales muestran que la COVID-19 ha tenido un impacto muy negativo en casi todos los ODS y en todas las regiones del mundo, incluidos los países con mayores índices de desarrollo. Los efectos de la pandemia han saturado los sistemas de salud en todo el mundo, han causado el cierre de empresas y fábricas, poniendo en peligro el medio de sustento de la mitad de la mano de obra mundial. Además, ha alejado a 1.600 millones de alumnos de las aulas y ha impactado en las cadenas de valor globales y el suministro de productos. Este contexto puede dar lugar a que decenas de millones de personas se encuentren en una situación de pobreza extrema y hambre. Este contexto ha tenido una respuesta positiva por parte de los mercados, que han reaccionado con un boom en las emisiones de bonos sociales, que habían quedado rezagados frente a los bonos verdes, pero la pandemia ha hecho que vuelvan con fuerza.

Experto Jorge Pina Pérez

Jorge Pina Pérez

Responsable de Medio Ambiente de Endesa

Jorge Pina Pérez es licenciado en Ingeniería de Minas, con especialidad en Medio Ambiente, por la Universidad Politécnica de Madrid, y Máster ICAI en Tecnologías de Generación Eléctrica. En 2012 se trasladó a Boston para investigar la Captura y Almacenamiento Geológico de CO₂ en el MIT. También ha participado en numerosas ponencias en varias ediciones del Congreso Nacional de Medio Ambiente y en el IX Congreso Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental. Entre sus especialidades, destaca la huella de carbono.

Comenzó a trabajar en Endesa en 2008 como técnico de evaluación energética dentro del departamento de medio ambiente. En 2012 fue nombrado responsable de Desarrollo Ambiental y Cambio Climático, y en 2016 pasó a ser Responsable de Medio Ambiente, cargo que ocupa en la actualidad.

¿Qué papel juega la industria energética de nuestro país en la transición que estamos viviendo hacia una economía más respetuosa con el medio ambiente?

En España, y en general en cualquier economía industrializada, la energía supone el 75 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. De manera que tiene un papel fundamental en la transición hacia un nuevo modelo económico, que necesariamente tendrá que ser libre de emisiones.

Tanto la recién aprobada Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima plantean objetivos muy ambiciosos para el sector energético, ¿Cómo se ven desde el mundo de la empresa? ¿Es algo posible de alcanzar?

En primer lugar, cabe poner en perspectiva la ambición asumida en España. El Acuerdo de París establece el objetivo de limitar el incremento de temperatura a 1,5 °C y señala que su consecución pasa por la neutralidad carbónica que, en el caso de las partes desarrolladas como Europa o España, debe alcanzarse en 2050. A nivel europeo, y en relación al establecimiento de una senda creíble para la consecución de la neutralidad carbónica, está en trámite la reforma del objetivo de reducción de emisiones 2030 que se elevaría hasta el 55% respecto a 1990. En este contexto, tanto la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima resultan tan ambiciosos como necesarios para colocar al país en una senda de cumplimiento.

¿Qué medidas cree que deberían implantarse en la industria para lograr estos objetivos?

En general, el sector energético ha asumido los objetivos, y todas las empresas dan pasos para una oferta de productos y servicios energéticos libre de emisiones, lo que al final redundará en el cumplimiento de los objetivos en materia de cambio climático.

¿Cuáles son los principales retos que quedan aún pendientes en materia de sostenibilidad, tanto en España como en el resto de Europa?

La sostenibilidad debe desempeñar un papel central en la transformación en curso. El otro día alguien me comentaba que al principio de Efficiency First, debería anteponerse el de Sustainability First. Las inversiones en el ámbito de la energía tienen una vida operacional muy dilatada, y es fundamental que tomemos decisiones sostenibles en el sentido amplio de la palabra.

¿A qué nivel nos encontramos respecto al resto de países europeos?

España ha seguido la senda marcada por Europa en lo referente a los objetivos en materia de cambio climático y ambiental. Sin embargo, la ambición del PNIEC y la próxima aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición energética, suponen un salto cualitativo que nos situará en posición de liderazgo en materia de lucha contra el cambio climático.

¿Cómo ve la evolución del empleo en su sector?

La transición energética supone una enorme oportunidad de crecimiento verde. El PNIEC estima una creación de empleo neto de entre 253.000 y 348.000 personas por año, en inversiones en renovables, eficiencia, redes y electrificación.

¿Qué profesiones del ámbito energético, relacionadas con medioambiente y cambio climático, cree que contarán con una mayor demanda en los próximos años y por qué?

Existirá una importante oferta de empleo ligada al desarrollo de todas aquellas tecnologías que contribuyan a la descarbonización de la economía, desde el desarrollo de proyectos de generación eléctrica renovable hasta soluciones para una movilidad o un sector residencial libre de emisiones.

Por su impacto y tamaño, quizás quepa destacar el desarrollo de proyectos de generación eléctrica renovable, en cuyo desarrollo los aspectos ambientales tendrán un papel fundamental.

De los objetivos que se marcaron para 2020 en el ámbito energético ¿Cuáles se han alcanzado y cuáles no?

El Paquete UE 2020 incluía tres objetivos principales: 20%de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (en relación con los niveles de 1990), 20% de energías renovables en la UE, 20% de mejora de la eficiencia energética. La situación de la UE es análoga a la que tenemos a nivel país. Existe un cumplimiento holgado del objetivo de descarbonización, y algo más ajustado del objetivo de energías renovables y eficiencia.

¿De qué manera puede afectar la crisis sanitaria a los objetivos medioambientales planteados para dentro de diez años? ¿Cree que ayudará en algunos aspectos o, por el contrario, que los retrasará?

La crisis sanitaria supone una importantísima llamada de atención en relación a la necesidad de preservar el equilibrio de nuestra actividad con la naturaleza, y debería ser una motivación hacia el cumplimiento de los objetivos. Sin embargo, las personas tendemos a olvidar con relativa facilidad, y todos deberemos esforzarnos para mantener de actualidad esta llamada de atención. Lo que sí puede tener un impacto importante es el plan de recuperación que va a suponer una importante inyección de recursos muy orientada al cumplimiento de los objetivos ambientales.

En su opinión, ¿Qué iniciativas deberían ponerse en marcha para seguir evolucionando hacia una economía más sostenible?

Tenemos por delante un periodo decisivo en la recuperación económica. Es fundamental que orientemos las decisiones y soluciones bajo un criterio Sustainability First.

Experto Nicola Cerantola

Nicola Cerantola

Fundador y CEO de Ecologing, experto en economía circular

Nicola Cerantola es Ingeniero Mecánico y experto en Diseño Sostenible, Economía Circular y Emprendimiento Responsable. Desde 2009 dirige Ecologing, una consultora que ofrece servicios de apoyo en la transición hacia nuevas economías. En 2012 desarrolló el modelo Ecocanvas, una metodología ágil para el diseño, prototipado y validación de modelos de negocio circulares. Speaker a nivel internacional, en últimos diez años ha realizado cientos de intervenciones en España y en el mundo, formando, provocando e inspirando a más de 20.000 personas. Profesor asociado en grados, másteres y otros programas formativos en importantes universidades y escuelas de negocio en España. También imparte formación en universidades de Chile, Colombia, Argentina, México, Ecuador, Portugal, Hungría, Italia y Estonia.

Asimismo, es mentor de proyectos de emprendimiento para MBA y programas ejecutivos y ha dirigido el “Espacio 51 de EOI”, una plataforma online para la incubación de 20 proyectos de Economía Circular. Autor y pensador, colabora con diferentes organizaciones en proyectos de innovación social y ambiental y Emprendimiento Verde en Medio Oriente y Norte de África. Ha instruido a más de 100 formadores locales en Líbano, Jordania, Palestina, Israel y Egipto y coordinado 45 proyectos. Entre 2017 y 2019 colaboró con ONUDI (Cono Sur) en la promoción de la Economía Circular en Uruguay.

¿Qué es la economía circular?

La Economía Circular es un nuevo paradigma económico, inspirado en la naturaleza, que se basa en la eliminación del concepto de residuo, y que promueve una transición justa y equitativa hacia un modelo impulsado por energías renovables. A diferencia de lo que puede parecer, no se trata simplemente de una mejor de gestión de los residuos o de reciclaje sino de una búsqueda mucho más ambiciosa de mecanismos socio-económico-industriales que preserven y regeneren el capital natural, creen valor para las personas y lo conserven en todas las etapas del ciclo de vida y, finalmente, puedan servir para avanzar verdaderamente hacia una sociedad próspera y resiliente.

¿Por qué debemos abandonar el sistema productivo actual y avanzar hacia esa economía más sostenible?

El modelo actual lineal, basado en extraer, producir, consumir y desechar no tiene sentido ni cabida en un planeta finito, es una cuestión de lógica. Si los recursos son limitados, y nuestra demanda de los mismos no para de crecer, (y se prevé aumente aún más en futuro), es obvio que en algún momento la sociedad va a sufrir graves consecuencias por ello. Pero, no sólo es esto, sino que para conseguir estos recursos, estamos al mismo tiempo destruyendo los ecosistemas naturales que sostienen nuestras vidas y que nos proveen del oxígeno que respiramos, el agua que bebemos o la fertilidad del suelo que necesitamos. Esta transición hacia un modelo regenerativo, que recupere estos ecosistemas y recircule los recursos una y otra vez en una especie de reencarnación infinita, se presenta como la más prometedora de las soluciones que tenemos al alcance hoy en día.

A través de su proyecto Ecologing ayuda a otras compañías a gestionar mejor sus recursos para minimizar su impacto ambiental, ¿Qué papel tienen las empresas en ese cambio que necesitamos?

Las empresas son un elemento clave para acelerar y escalar esta transición hacia una economía circular, porque pueden poner al servicio de la “causa circular” el talento de sus personas, su capacidad de gestionar e innovar, así como sus recursos e influencia económica, política y de mercado. La cuestión es que depende de su voluntad el hacerlo, por eso no puede ser un tema puramente económico, tienen que alinear su misión y valores para ello. Ser parte de la solución, en vez del problema, es un recorrido desafiante que requiere coraje y determinación.

Usted está comprometido con la formación en emprendimiento y economía circular desde hace más de una década. ¿Cómo se puede ayudar, a través de la educación, para que se produzca esa conversión de la sociedad hacia una economía circular?

Cuando pienso en la evolución que han experimentado mi discurso y charlas… Recuerdo cómo empecé ingenuamente poniendo el foco sobre la crisis ambiental que vivimos, tratando de concienciar sobre la urgencia de adoptar medidas y cambios empresariales y sociales hacia la sostenibilidad, ponía fotos de tortugas y osos pandas. Luego, viendo que la estrategia no surtía todo el impacto deseado, empecé a poner el foco sobre los números, las estadísticas, los informes de una prestigiosa institución u otra, a enseñar la gravedad desde una perspectiva puramente económica, y seguía habiendo escépticos.

Así que lo que hice fue volver al origen, al entender que deben estar ambas cosas, datos y emociones. Es decir, una mezcla de provocación, humor y hechos. Sólo inspirando podemos esperar escuchar ese “click” en la cabeza de las personas que tenemos delante, no hay otra forma. Una persona toma conciencia de algo sólo por su cuenta, por más que les digamos lo que queramos. Por lo tanto, lo más astuto es crear las condiciones para que esa toma de conciencia florezca, adaptando así la narrativa para obtener el máximo impacto. La educación es la base de una nueva humanidad que tiene que desvincularse de lo material, para abrazar una nueva cultura del respeto y la colaboración, sin ellas no hay formas de avanzar.

¿De qué manera puede servir el emprendimiento verde o responsable como palanca para un mundo más sostenible?

Suelo comparar a los emprendedores con los piratas del siglo XVII-XVIII. Estos últimos eran unos bandidos, pero representaban también metafóricamente la lucha contra un sistema de explotación colonial. Al fin y al cabo, atacaban a barcos que sostenían el poder económico y los lobbies de la época, en un contexto además de “nuevo mundo y sus enormes oportunidades”. Su acción desestabilizadora, casi de guerrilla podríamos decir, tuvo impacto en el asentamiento de nuevos poderes locales que finalmente acabaron por contribuir a la caída de los imperios.

Si lo llevamos al día de hoy, y vemos en la economía circular ese nuevo mundo en construcción, el emprendimiento tiene ese poder subversivo, incluso anárquico, que necesitamos para desafiar el poder de la economía lineal. Hay grandes intereses económicos que prosperan con la situación actual. Por lo tanto, sólo a través de abordajes ágiles, innovadores y descentralizados podremos generar la disrupción que se precisa y hacer que toda la sociedad se beneficie, en vez de solo unos pocos.

¿Cuáles cree que son los principales retos que quedan aún pendientes en materia de sostenibilidad, tanto en España como en el resto de Europa?

Precisamos empezar a hacernos, todos y cada uno de nosotros, preguntas incómodas. La sostenibilidad es un espejismo, si no aceptamos que no podemos vivir así, ni en los países enriquecidos ni en los empobrecidos. Tenemos que dejar de hablar de eficiencia como solución a todos los males, y empezar a hablar de resiliencia. España como el resto de Europa, deben orientar desde la administración pública el camino hacia el bien común, ¿quién sino ellos deberían velar por el bien de la sociedad, de toda la sociedad, no sólo de algunas partes de ella?

Queda mucho por hacer, y las nuevas políticas que se están promoviendo como el Green Deal empiezan a poner en el centro de la agenda política unos temas que no se quisieron afrontar seriamente durante décadas, y que no se pueden posponer más. Ahora es el momento de impulsar ese “momento” que lleva años formándose, y que por fin tiene suficiente velocidad y masa crítica para generar impacto en la escala que se necesita. Los retos principales: la descarbonización de las industrias, el camino hacia el residuo cero, inclusión social y eliminación de todo tipo de pobreza. Además de canalizar recursos económicos y atención política y ciudadana a temas importantes, no para perpetuar la clase política actual y sus propios intereses, sino para mejorar la sociedades a nivel global.

¿Cómo ha sido la evolución del empleo verde en los últimos diez años? ¿Qué profesiones relacionadas con este ámbito cree que contarán con una mayor demanda?

Se suele comentar que la Economía Verde o Circular generará cientos de miles de nuevos puestos de trabajo, pero es un discurso cómodo, superficial, que realmente no tiene en cuenta que muchos otros se van a destruir. Inevitablemente, en cada transición de época, hay víctimas, no reconocerlo sería ingenuo por nuestra parte. Estas víctimas se contabilizan a partir de su valor, que va decayendo en el mercado laboral. Son profesionales que han dejado de ser útiles para el mercado. Por lo tanto, para analizar lo que ha sucedido en estos 10 años tenemos que ver qué nuevas profesiones, competencias y habilidades se han ido requiriendo poco a poco, y que antes no se necesitaban o no eran tan relevantes.

En líneas generales, se podría afirmar que ha emergido el rol del generalista, alguien que sabe conectar disciplinas, que tiene un conocimiento difuso y que se mueve en la complejidad. Otro patrón importante que se ha ido estableciendo es la componente técnica y tecnológica, que es hoy en día imprescindible para saber cómo manejar la información de manera eficiente y transformarla en valor para el mercado. Esta vertiente tecnológica también está asociada a la industria 4.0, y las nuevas habilidades que nos ven interactuar con la inteligencia artificial y las máquinas, así como la química, la ciencia de los materiales, el análisis de ciclo de vida y las métricas de circularidad, que han ido generando una demanda de profesionales que representan una hibridación entre científicos de datos, biólogos y ambientólogos. También se ha ido consolidando el tema del diseño circular de producto, servicio y negocio, elementos fundamentales en la construcción del nuevo paradigma circular.

Acabamos de sobrepasar el horizonte 2020. De los objetivos que se marcaron, ¿Cuáles se han alcanzado y cuáles no?

La sensación es que hasta el año 2020 nos estábamos preparando. Por ejemplo, desde 2015 año en que se establecieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible con horizonte 2030, se ha ido avanzando menos de lo previsto. Los informes arrojan resultados hasta ahora poco prometedores en cuanto a cumplir con las metas en algo menos de 9 años. Pero es verdad también que por primera vez en la historia estamos alineando globalmente los objetivos en una escala sin precedentes, y sumando a esto los avances culturales y tecnológicos, creo que podemos ser en parte optimistas. Por lo menos hay un camino en común, y un consenso sobre lo que tenemos que conseguir, y un cuándo, que no es poco.

¿Cómo cree que evolucionará el emprendimiento en este sector? ¿Qué áreas son las que ofrecen con un mayor potencial para invertir en ellas?

Creo que el emprendimiento verde y circular girará alrededor de unos ejes fundamentales dictados por la urgencia de cambio. A estos ejes, más allá de los sectores marcados por ejemplo por España Circular (Construcción, Agroalimentario, Pesquero y Forestal, Industrial, Textil y Confección, Turismo, Bienes de consumo) le añadiría de manera más transversal: Agua, Movilidad, Ecodiseño, Tecnologías para la transparencia y sensorización, Gestión de residuos y Desarrollo personal. Quiero destacar este último sector, porque el cambio cultural que precisamos se basa en aprender a vivir con nosotros mismos y prescindir de tanto materialismo. Creo que es una de las oportunidades más interesantes, porque todos tenemos que replantearnos nuestras formas de vivir, y sin un cambio drástico en el consumo quizás no alcancemos esa deseada circularidad.

¿De qué manera ha afectado la crisis sanitaria a los objetivos planteados para 2030? ¿Cree que ayudará en algunos aspectos como el desarrollo de nuevas tecnologías o, por el contrario, que los retrasará?

En general, creo que la crisis va a ser positiva, si bien existen tensiones en algunos ámbitos, como por ejemplo la reducción de plásticos de un sólo uso, que choca contra las medidas de seguridad sanitarias. Con positiva me refiero al cambio cultural y económico que está generando esta crisis global. Hay señales de que temas previamente no tan prioritarios en las agendas políticas, como la necesidad de una recapitalización del tejido industrial europeo o la cuestión del teletrabajo, ha tomado un impulso inimaginable hace sólo un año atrás. Lo que ha hecho la pandemia ha sido acelerar algunas tendencias que ya estaban emergiendo, y que de alguna manera nos encaminan hacia un sistema productivo y de consumo más atento con el entorno y local.

En su opinión ¿Qué iniciativas deberían ponerse en marcha para seguir evolucionando hacia esa economía circular?

Creo que se debería potenciar, en todos los niveles educativos y dentro de las instituciones, ciertas disciplinas como: sostenibilidad y educación en valores (desde una visión biomimética, apasionante, divertida... no como la educación ambiental que se imparte ahora), diseño (incluyendo ecodiseño y diseño social), meditación y filosofía (necesitamos más pensadores críticos, incorporar la meditación desde niños y fomentar la creatividad) y antropología (para acabar con la intolerancia y generar curiosidad en vez de prejuicios). Y la otra iniciativa de gran impacto podría sustituir el tiempo delante de la televisión o las redes sociales con dar un paseo en la naturaleza (sería lo ideal, si no un parque) o pasar tiempo de calidad con nuestra familia y amigos.

Valentín Alfaya

Valentín Alfaya

Director de Sostenibilidad de Ferrovial. Presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde

Valentín Alfaya es doctor cum laude en Ciencias Biológicas por la UCM, con posgrado en ingeniería y gestión medioambiental por la EOI. Con más de 25 años de experiencia, en la actualidad es Director de Sostenibilidad de Ferrovial. Entre los años 2004 y 2008 fue también el director de riesgos del Grupo.

Es presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde, miembro del Governing Board del Centro Europeo de Innovación para el Clima (Climate-KIC), del Consejo Asesor de la Fundación Biodiversidad, de la Red Española de Desarrollo Sostenible, del Comité Estratégico del Heathrow Centre of Excellence for Sustainability, de la Junta Directiva de ENAC y del consejo científico del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra (IISTA), entre otros.

En representación de Ferrovial, forma parte también del Green Growth Group Europeo, del Corporate Leaders Group (University of Cambridge Institute for Sustainability Leadership) de la Comisión de Desarrollo Sostenible de CEOE y del Comité Asesor de Certificación de ENAC. Es autor de varias monografías y artículos, tanto técnicos como de carácter científico. Asimismo, imparte clases en la Universidad Rey Juan Carlos, ICAI (Universidad Pontificia de Comillas) y la Escuela de Organización Industrial.

Usted lleva casi dos décadas al frente del área de calidad, medio ambiente y PRL, y ahora dirige el área de sostenibilidad de su compañía. ¿Cómo han evolucionado estas áreas de gestión? ¿Qué cambios han experimentado?

Muchas de estas áreas se vincularon durante mucho tiempo a sistemas de gestión y a sistemas de gestión normalizados como ISO, pero eso ya ha trascendido, sobre todo en las grandes empresas, y los equipos que se dedican a estas áreas está más involucrados en la estrategia de negocio, o sea que su visión es mucho más estratégica. Siguen siendo muy técnicos, pero con una visión mucho más estratégica de la compañía. Estas áreas han evolucionado, como les ha pasado a otras también, generando más interacción con otros sectores y otras disciplinas, sobre todo del sector financiero. En nuestro en particular, por ejemplo, al estar más embebida nuestra gestión en la estrategia de negocio, nos hemos tenido que meter en temas como la financiación, los mercados de capitales, etc.

La estrategia que se plantea para hacer frente a los diferentes retos medioambientales en los próximos años es muy ambiciona, ¿cómo se preparan las empresas para poder cumplir con esos retos?

Parece que, en los últimos años, todo lo que pasa a escala global en el entorno económico e incluso geopolítico converge en esto que llamamos sostenibilidad, y muy particularmente en la parte más verde de la sostenibilidad. Entre los retos a los que nos enfrentamos en ese contexto en las empresas, yo diría que el más importante es el acceso a la financiación, porque uno de los grandes cambios que se han producido, sobre todo en patrimonio y dinero en los últimos años es que el sector financiero está cambiando, y busca cada vez más empresas, actividades y sectores verdes y más sostenibles, y huye de sectores menos verdes y menos sostenibles. El principal ejemplo es la transición energética. Hay una deslocalización de inversiones en sectores tradicionales como el oil and gas, por ejemplo. Y una relocalización de esas inversiones en áreas como la eficiencia energética, las renovables, etc.

Por lo tanto, lo primero que hacemos las empresas es prepararnos para captar esa financiación, tanto para proyectos como para inversiones e infraestructuras como para el contexto del mercado de capitales, es decir, captar accionistas. Y el factor común de estos movimientos es que tenemos que hacernos sostenibles, y tenemos que demostrar de forma fehaciente que somos sostenibles, a estos agentes del sector financiero, que ahora mismo están absolutamente centrados en la Inversión Socialmente Responsable con criterios de Gobernanza y de Medio Ambiente como la base de todo esto.

En segundo lugar, vamos adaptando nuestros modelos de negocio. Porque, al hilo de esta relocalización de las inversiones, lo que está sucediendo es que las empresas empezamos también a desinvertir y a huir de sectores menos sostenibles, menos verdes y más intensivos en carbono, y vamos pasando a actividades y activos que son menos intensivos en carbono, que son más verdes y más sostenibles. En realidad, lo que hacemos es anticipar las tendencias de la Agenda de Desarrollo Sostenible, para modificar nuestro portfolio de negocio, nuestras actividades y empezar a proveer las soluciones que se necesitan para realizar cambios importantes como, por ejemplo, el cambio climático. Esto es lo que estamos haciendo: financiación en todas sus vertientes y ámbitos, y adaptación del modelo de negocio a las tendencias globales en materia de sostenibilidad.

El sector de la edificación en concreto tiene una gran responsabilidad en la generación de los gases de efecto invernadero y del consumo final de energía. ¿Qué medidas se pueden tomar para ayudar a cambiar esta situación?

Bueno, algunas de ellas ya se han tomado, sobre todo las que tiene que ver con la normativa para nueva edificación. Pero, donde yo creo que tenemos la gran baza es en el parque de edificios ya existente. De los 25 millones de viviendas residenciales que hay en España, más del 50% se construyeron antes de los años 80. Es decir, que no cumplen ninguna normativa técnica sobre eficiencia energética, aislamiento acústico, habitabilidad... Esa es la gran asignatura pendiente. Hay que elaborar planes de rehabilitación urbana de forma masiva, enfocados en la mejora de la eficiencia energética de estos edificios. Con las tecnologías actuales podemos tener una reducción de hasta el 60-70% del consumo energético en una vivienda convencional.

También es importante que, cuando se aborden estas rehabilitaciones, se hagan no solo desde el punto de vista de la eficiencia energética y la reducción de emisiones, sino también de la perspectiva de la accesibilidad y de la habitabilidad. Durante la pandemia, en el confinamiento, hemos visto que una parte importante de nuestras viviendas realmente no son habitables. Por lo menos, no para los estándares que deberíamos tener en el siglo XXI. Aquí tenemos además una gran oportunidad, porque más allá de la agenda verde y de las capacidades que tenemos para reducir las emisiones, este sector es muy intensivo en mano de obra, tiene una gran capacidad de generación de empleo, pero nos falta financiación. Solo con capital podremos abordar estas iniciativas. Necesitamos ayudas públicas gestionadas de forma eficiente. Hasta ahora no ha habido oportunidad para que esto se realizase de forma masiva, pero ahora tenemos la oportunidad que nos proporcionan los fondos Next Generation, los fondos de recuperación de la Comisión Europea.

¿Cuáles son las asignaturas que tienen pendientes las compañías para frenar este impacto medioambiental y hacer una economía más sostenible?

Yo creo que el papel de la empresa tiene que estar más enfocado en adaptar los modelos de negocio, para proveer las soluciones que necesitamos para luchar contra el cambio climático y acelerar la transición energética. Necesitamos que el vínculo entre los departamentos y las áreas de sostenibilidad y medio ambiente se aproximen más al día a día de la estrategia de negocio. En empresas como Ferrovial esto lo tenemos perfectamente resuelto, pero hay muchas compañías donde todavía no lo está. Un indicador muy importante es el organigrama, ¿dónde está ubicado el responsable de sostenibilidad o de medio ambiente en ese organigrama? Si está muy cerca del consejo de administración, tendremos ciertas garantías de que este vínculo entre la agenda de sostenibilidad y la estrategia de negocio es estrecho. Si estos responsables están muy abajo en el organigrama, ese vínculo queda más en entredicho. Por eso, una de las asignaturas pendientes es que las posiciones de esos responsables estén en el nivel que les corresponde dentro de las empresas.

Y luego, desde un punto de vista más técnico, yo diría que tenemos todavía la necesidad de avanzar en herramientas para la gestión, y muy particularmente para la monetización de los impactos. Esto es fundamental. En algunas áreas, por ejemplo el cambio climático, sí que estamos monetizando esos impactos, pero en otras áreas críticas como la biodiversidad, todavía no tenemos esas herramientas desarrolladas. Y son fundamentales porque, al final, las tomas de decisiones en las grandes empresas se producen en términos económicos. Cuando hay que reportar al consejo de administración sobre estos impactos, lo suyo es hacerlo en términos económicos. Si vamos a hacer inversiones, lo suyo es tener valorados y monetizados los impactos para poder tener calculados retornos y oportunidades. Al final, es necesario tener este tipo de herramientas, y todavía estamos lejos de tenerlas en todos los ámbitos.

¿Cómo ha sido la evolución de su profesión en estos últimos años?

En primer lugar, se ha avanzado hacia una mayor especialización. Los departamentos técnicos que se dedican a medio ambiente se han ido hiperespecializando. En segundo lugar, los departamentos están en posiciones más altas en el organigrama, y además de mantener una carga técnica importante, han avanzado hacia una visión más estratégica. Es decir, han ido incorporando en su know how elementos que antes eran más propios de áreas de desarrollo de negocio o de áreas financieras. Esto ha enriquecido mucho la profesión, porque ahora tenemos profesionales de la sostenibilidad que están muy involucrados en temas financieros y en temas de desarrollo de negocio. Y por último, yo creo que lo que ha cambiado fundamentalmente es la mayor interacción con otros profesionales de otros sectores profesionales. Una vez más, fundamentalmente con profesionales del sector financiero y también de otras áreas como riesgos o seguros más alejadas a priori de la agenda verde.

¿De qué manera cree que afectará a los objetivos planteados para España 2030 la crisis sanitaria que estamos viviendo? ¿Ayudará en muchos aspectos o, por el contrario, retrasará muchas cosas?

En relación con la Agenda Verde en general, no solo con la economía circular, estamos yo creo de enhorabuena. En el contexto europeo existe una nueva política económica que llamamos Green Deal, y cuando se abalanzó sobre nosotros esta situación tan excepcional, la pandemia, pensamos que a lo mejor se empezarían a tomar decisiones con carácter de urgencia, que podrían menoscabar los principios de esa estrategia económica europea que tantos esfuerzos había costado diseñar y poner en marcha. Pero, afortunadamente, el resultado ha sido justo el contrario. Porque resulta que una de las claves de los fondos de recuperación de la COVID, los fondos Next Generation, es que van a ser verdes. Prácticamente todas las inversiones que se están haciendo como parte del proceso de recuperación, no solo están alineadas con lo que era el Green Deal, sino que además ponen todavía más en valor la necesidad de transformar la economía europea hacia la agenda verde.

Con lo cual, lejos de decelerar o disminuir la velocidad o el impacto de la Agenda Verde, resulta que la pandemia ha acelerado esa Agenda. En ámbitos como la economía circular, por ejemplo, se ha puesto de manifiesto que para que la economía europea sea más resiliente ante amenazas de cualquier tipo, pero particularmente de este tipo de pandemias que tienen un impacto económico muy severo, la circularidad es un elemento clave. Al final, la circularidad es mayor eficiencia económica, mayor eficiencia energética, mayor eficiencia en el uso de recursos, y eso produce resiliencia en el modelo económico. Por eso, creo que todavía se va a acelerar más el avance hacia la economía circular.

¿Es optimista sobre el futuro?

Soy moderadamente optimista. Los hechos dicen que políticamente y económicamente se está apostando de forma definitiva, incluso en esta situación tan excepcional, por la Agenda Verde y también por la economía circular como parte de esa Agenda Verde. Eso es un hecho. En lo único que tengo dudas, es en sí tanto los reguladores y las administraciones públicas como el sector privado vamos a estar en condiciones de acelerar nuestras agendas para resolver o satisfacer las expectativas que se están depositando en esta agenda. Es la única duda que tengo, si vamos a ir a la velocidad suficiente. Pero sobre que es la gran apuesta y que no tiene marcha atrás, de eso no tengo ninguna duda.